"El año 969.M40 marcó el destino de Solumque, un pequeño planeta situado en un recóndito sistema del Segmentum Obscurus. Hasta entonces la vida de Solumque había sido plácida para la mayoría de sus habitantes. Los cultivos que cubrían la mayor parte de su superficie permitían exportar grandes cantidades de alimento al resto del sistema, manteniendo una economía estable y próspera. La gobernadora planetaria, que dirigía el destino del planeta desde hacía más de 20 años, había seguido una política destinada a mejorar la vida de los agricultores y las clases trabajadoras del planeta, dispuesta a evitar los disturbios que había causado la política de mano de hierro de su antecesor, lo cual había llevado a un clima de paz como Solumque jamás había conocido.
Sin embargo, en aquel año la órbita
del planeta vio la llegada de una partida de guerra formada por los
mil veces malditos marines traidores. Sus antiquísimas naves, llenas
de herrumbre, presentaban claros signos de haber sido corrompidas por
la disformidad. Algunas partes de ellas habían cambiado hasta
parecer órganos vivos de un ser en descomposición, que drenaban al
espacio ingentes cantidades del contenido pútrido de las
innumerables llagas y pústulas que tapizaban su superficie.
El interés de los traidores en aquel
planeta nunca estuvo claro, pero la virulencia de su ataque no dejaba
tiempo para tales investigaciones. Una vez terminaron con las escasas
defensas orbitales, las naves de los enemigos del Imperio comenzaron
a bombardear Comburet, una de las dos grandes ciudades colmena del
planeta. Sus proyectiles atravesaron sus cúpulas más altas de la
ciclópea construcción y pronto comenzaron a deteriorar su
integridad estructural, hasta que toda la ciudad se colapsó sobre si
misma matando a millones de personas en el proceso. Pero el ataque no
se limitó exclusivamente a las ciudades, pues sus bombas, dotadas de
algún tipo de munición tóxica o radiactiva, impactaron también
contra los inmensos campos, malogrando los cultivos sin recoger y
causando mutaciones en las plantas hasta hacerlas irreconocibles,
terminando así con el modo de subsistencia del planeta.
El resto de la población corrió a
ocultarse en los escasos refugios con los que contaban algunas de las
localidades del planeta, mientras los que vivían en las
inmediaciones de Vulkania, la mayor de las dos ciudades colmena y la
única que seguía en pie, se guarnecían en la dudosa seguridad de
su estructura.
El bombardeo continuó durante semanas,
aunque los escudos con los que contaba Vulkania, que no se habían
usado desde tiempos legendarios, soportaron la peor parte de este,
manteniendo a la ciudad a salvo. Sin embargo, en ese momento, los
traidores comenzaron a descender a la superficie, dispuestos a
terminar con la última resistencia de los pobladores.
Todo parecía perdido cuando los
pútridos marines rodearon la estructura y comenzaron a avanzar
respaldados por sus enormes máquinas de guerra, sin embargo ,en ese
momento, los protectores del planeta aparecieron para hacer honor a
su juramento.
A pesar de su escasa importancia,
Solumque era un planeta con una larga historia, cuya colonización se
remontaba a los tiempos de la Gran Cruzada, en los que la XVIII
legión, los Salamandras, lo habían anexionado a la gran visión del
Emperador. Los hijos de Vulkan habían continuado su camino tras la
colonización, dejando a los humanos la libertad de dirigir sus
destinos, pero con la promesa imperecedera de acudir en su ayuda
cuando fuese necesario. Ahora, 10.000 años después, los ángeles de
la muerte regresaban a cumplir su palabra.
La nave insignia del capítulo irrumpió
en el sistema acompañada de la flota imperial al mando del
Inquisidor Ibarbo, y rápidamente borró del espacio a la flota
enemiga, menor en número y cogida por sorpresa. Sin embargo los
apestosos marines portadores de la plaga y la descomposición se
encontraban en la superficie, asediando Vulkania, la ciudad cuyo
nombre honraba al primarca de los astartes que ahora se desplegaban
en sus rugientes cápsulas de desembarco y cañoneras, hostigando la
retaguardia enemiga.
Las siguientes semanas desataron una
guerra como Solumque jamás había presenciado, los astartes leales y
los traidores desplegaron todo el poder de su maquinaria bélica, y
los ejércitos de la Guardia Imperial sumaron su enorme número y
potencia de fuego a la contienda, devastando la ya de por si
castigada superficie del planeta. Cuando la batalla terminó el
Imperio controlaba una vez más Solumque, aunque el precio había
sido muy alto.
Fuera de los márgenes de Vulkania el
planeta se había convertido en un yermo páramo en el que abundaban
los desiertos tóxicos y las formaciones de una extraña y terrible
vegetación fruto de las mutaciones provocadas por las arcanas armas
que los traidores habían empleado en su bombardeo. Tal era la
situación que el Inquisidor Ibarbo decretó que el planeta estaba
perdido y debía ser sometido a un Exterminatus para asegurar que
aquella plaga no se extendiera por el sistema. Aquello implicaba
sentenciar a muerte a los millones de fieles ciudadanos que aun se
refugiaban en Vulkania y por los que tantos soldados del Imperio
habían dado sus vidas, algo que Tu'Shan no podía permitir que
sucediera.
El señor del capítulo de los
Salamandras intercedió ante el Inquisidor pero este se negaba a
atender a razones y ordenó iniciar los preparativos para el
bombardeo con cabezas ciclónicas. Sin embargo, algo ocurrió. En los
últimos momentos Tu'Shan irrumpió en el strategium de Ibarbo y con
su férrea voz de mando ordenó que todos los oficiales abandonaran
la sala. Los mortales, incapaces de no resistirse a la orden de un
astartes obedecieron, y el propio Inquisidor se quedó a solas con el
Señor del Capítulo, incapaz tampoco de llevar la contraria a aquel
superhombre. Lo que hablaron en aquel momento es un misterio que
jamás ha sido revelado por ninguno de los dos, pero el hecho cierto
es que Ibarbo ordenó poner fin al Exterminatus y preparar a la flota
para abandonar el sistema, dejando el destino de Solumque en manos de
los Salamandras.
Desde entonces han pasado 20 años, en
los que el planeta solo ha sobrevivido gracias a los recursos que
recibe a través del puerto espacial de Vulkania, mientras sus
ciudadanos tratan de encontrar nuevas formas de reactivar su
economía, fundando nuevas factorías y yacimientos bajo la ciudad
colmena, pues el resto del planeta se ha mostrado incapaz de
reponerse de las heridas sufridas. Las bandas de saqueadores y
refugiados de la ley se multiplican en sus tóxicos desiertos, y
criaturas cada vez más extrañas surgen de sus retorcidos y
malolientes bosques, mientras las mutaciones se multiplican en las
personas que se alejan de la seguridad de Vulkania.
La realidad de la enfermedad que sufre
Solumque solo es conocida por unos pocos en toda la galaxia, pues su
secreto está enterrado en lo más profundo de la mitología de los
tiempos pasados. El bombardeo perpetrado por los traidores tuvo un
efecto que nadie era capaz de prever, pues las cabezas de las bombas
empleadas por estos encerraban una tecnología olvidada desde épocas
anteriores al Imperio, los Condensadores de Entropía. Basados en
tecnología disforme estos condensadores eran capaces generar focos
de entropía que arrastraban a la decrepitud y la descomposición a
planetas enteros, manejando fuerzas desconocidas para la humanidad.
Esto había permitido a los traidores vincular a sus vomitivos
aliados de la disformidad creando unos proyectiles demoniacos de pura
entropía, que amenazaban con desestabilizar la estructura misma del
planeta con el paso de los años desde los sitios escondidos donde
cayeron 20 años atrás, de modo que solo su desactivación podría
salvar a Solumque de un destino aun más aciago.
Aquí comienza nuestra historia, pues
retazos susurrados de esta información han llegado a oídos
interesados que pueden cambiar para siempre el destino de Solumque."
Hace tiempo que tenemos ganas de jugar una campaña de un juego de escaramuzas, y con el descubrimiento del Book of the Arbitrator hemos encontrado la manera perfecta de poder hacerlo usando las reglas ampliadas de Necromunda que incluye.
La idea es jugar algo sencillo, que sea rápido aunque nos deje evolucionar, y que el esfuerzo de organizarla y llevarla al día no sea excesivo.
Vamos a jugarla entre los tres habituales del blog: Luis, con su banda de adoradores del dios de la putrefacción, Fada con sus supervivientes organizados por el bien intencionado marine, y yo con la tripulación de la Resurgimiento:
- Los Nietos de la Entropía: Entre los que pueblan la enfermiza superficie no son pocos los que han decidido abrazar aquello que el Imperio considera maligno y prohibido, pues creen que solo la ignorancia y el miedo causan esta prohibición. La comunión con su benefactor les hace más resistentes y poderosos, ¿como puede ser eso malo? Entre ellos existen múltiples creencias e interpretaciones, que en muchas ocasiones han llevado a la guerra abierta entre las diferentes bandas. Pero ahora, una de ellas, conocida como Los Nietos de la Entrpía, ha sido elegida para la gloria. Guiados por las visiones de su profeta, Sudario, han recibido la misión divina de proteger los receptáculos del poder de su dios que están trayendo la salvación al planeta.
- El Refugio: Los escasos supervivientes de Comburet que no han sucumbido a las mutaciones o a las bandas de salvajes que pueblan los desiertos tóxicos de Solumque siguen aguantando organizados en una pequeña comunidad bajo los restos de la ciudad colmena. Sin embargo no están solos, porque los Salamandras han descubierto la realidad tras el destino que está sufriendo el planeta. El capítulo, al no poder actuar públicamente puesto que esto llamaría la atención de la Inquisición, que no dudarían en borrar Solumque de la galaxia si descubriera el cáncer que lo infecta, ha enviado a uno de sus astartes para que, organizando a los pobladores del Refugio, trate de eliminar el mal que está consumiendo al planeta.
La idea es jugar algo sencillo, que sea rápido aunque nos deje evolucionar, y que el esfuerzo de organizarla y llevarla al día no sea excesivo.
Vamos a jugarla entre los tres habituales del blog: Luis, con su banda de adoradores del dios de la putrefacción, Fada con sus supervivientes organizados por el bien intencionado marine, y yo con la tripulación de la Resurgimiento:
- Los Nietos de la Entropía: Entre los que pueblan la enfermiza superficie no son pocos los que han decidido abrazar aquello que el Imperio considera maligno y prohibido, pues creen que solo la ignorancia y el miedo causan esta prohibición. La comunión con su benefactor les hace más resistentes y poderosos, ¿como puede ser eso malo? Entre ellos existen múltiples creencias e interpretaciones, que en muchas ocasiones han llevado a la guerra abierta entre las diferentes bandas. Pero ahora, una de ellas, conocida como Los Nietos de la Entrpía, ha sido elegida para la gloria. Guiados por las visiones de su profeta, Sudario, han recibido la misión divina de proteger los receptáculos del poder de su dios que están trayendo la salvación al planeta.
- El Refugio: Los escasos supervivientes de Comburet que no han sucumbido a las mutaciones o a las bandas de salvajes que pueblan los desiertos tóxicos de Solumque siguen aguantando organizados en una pequeña comunidad bajo los restos de la ciudad colmena. Sin embargo no están solos, porque los Salamandras han descubierto la realidad tras el destino que está sufriendo el planeta. El capítulo, al no poder actuar públicamente puesto que esto llamaría la atención de la Inquisición, que no dudarían en borrar Solumque de la galaxia si descubriera el cáncer que lo infecta, ha enviado a uno de sus astartes para que, organizando a los pobladores del Refugio, trate de eliminar el mal que está consumiendo al planeta.
- Jason
Jasper: Los contactos de un Rogue Trader son misteriosos y
sorprendentes, pues consiguen información oculta para muchos por el
mero poder de su carísma (y de su fortuna, claro). Así fue como
Jason Jasper descubrió la existencia de los condensadores cuando un
refugiado escapado de Salumque le habló del extraño artilugio que
había encontrado en una cueva. Cuando este le describió la
tecnología que portaba aquel artefacto Jason supo de inmediato que
se abría ante él una oportunidad que no podía dejar escapar.
¿Podría eso mejorar su ya espléndida nave? ¿qué precio podría
alcanzar aquello en los mercados interxenológicos que solo unos
pocos afortunados conocían? Solo había una forma de responder a
estas preguntas, de modo que la Resurgimiento puso rumbo a Solumque,
1 comentarios:
Bueno, bueno, bueno...De nuevo en la brecha!!!
Seguiré el destino del planeta y la evolución de las facciones.
Un saludo
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